Caer

No pude sujertarlo
abrazarlo
nada que me estire del pelo
que me diga
¿a donde vas?

Que me pregunte,
¿a que hora volveras?

Demasiado tarde tal vez.

No puedo remediarlo,
tentarlo
regarlo de consejos.

Algo que insista en aprender
que se guarde el jugar a morir.

No quiero verlo
llegar desde lejos
a pasos de enmascarado.

Sin aliento vivir,
con tristeza alzar barbillas,
orgullo ajeno,
sentimiento arrinconado
en el pasado.

Si con pena mueres
revives tristeza
si es con alegria
la mal guias, esfumas,
nada que no cure
un achuchón de entereza.

Hoy te lloran,
mañana te regalaran batalla.

Podrás buscar y buscar,
buscar y encontrar,
hasta que un día,
todo encontrado,
hallarás lo infinito,
eternamente buscado.

Así es cada día desde el año
en el que aprendí a olvidar
a no mirar atrás
a dejarme llevar.

Lo perdono todo
con cada curioso cielo
y lo recuerdo de nuevo
cada vez que el miedo
me ofrece su compañia.

No caben mas refugiados
en la oscuridad.
Ni tiempo para que nos presenten.
De sobra somos viejos conocidos.

Incautos de boca rebelde,
aquellos que ahora mismo temo,
artistas del lienzo del desorden,
arquitectos de puentes de estaño en el infierno.

Cuando el nuevo cielo aparezca
la dulce doncella se deshará en lagrimas.

Javier Sánchez Lobato – 16-02-2011

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