Volverlo a intentar

Intentaría arreglarlo,
si tu trataras de explicarlo.

¿Explicar el qué? Dirías…
¿Arreglar el qué? Diría yo.

Frases como peonzas,
anótalas en tu vieja libreta,
de tapas de recién nacida,
y líneas bien rectas,
para que siempre lo entiendas,
para que no te puedas perder.

Disfraces de patíbulo,
una mancha reseca en el sofá,
la extraña verdad que esconde una mentira.

Ambos llegamos tarde a la entrega de papeles,
dichosos por los de vencendor y vencido.

Las dos caras de una moneda
que ya se ahogó en la fuente.
Aún volviendo la vista atrás,
buscando una gota de certeza,
aún así no será diferente.

Pero siempre puedes pagar el precio,
el mismo de siempre,
por el mismo de siempre,
y por lo mismo de siempre.

Tanta razón llevas a cuestas
que no puedes con ella,
ni con la carga
de la que te inventas.

Dales a ellos también una pizca de lo cierto,
las gafas de tu punto de vista,
que no faltarán abrazos de ánimo,
como patadas de asco al corazón.

Dales la excusa perfecta para ser como eres,
procesión de pantomima,
centro y periferia de ti misma,
hilo tirante de un títere,
la sombra de un muñeco de sombras,
amiga del que te anima,
chile del que te quita la razón.

Trataría de explicarlo,
si tu intentaras arreglarlo.

¿Arreglar el qué? Dirías…
¿Explicar el qué? Diría yo.

Javier Sánchez Lobato

01-01-2014

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