La reverencia

Dibujé sobre un papel unas manos gigantes,
con la idea de poder atrapar un sueño,
como un pescador que lanza redes al cielo.

Siempre en las nubes, siempre ciego.

Quizás con ellas pueda hacer el mundo muy pequeño,
estrujarlo y apretarlo,
que sea solo un pasillo,
la línea recta del destino,
la misma que separó a dos niños.

La marcha, el regreso, la ida y la vuelta.

El estandarte y la reverencia.

¡Por dios! Dejadlos que se vuelvan a encontrar.

Aunque sea solo un abrazo,
sin ventanas que los puedan molestar,
que los distraigan del camino recorrido,
sin luces ni sombras,
nada que los pueda separar.

Vosotros sois los culpables de todo esto,
los ladrones que esperáis en cada esquina.
Con vuestros juegos de mayores os creéis mayores.
Niños inocentes sin niñez ni inocencia.

Que vosotros no lo tuviérais,
no significa que no puedan tenerlo los demás.

Egoístas de un mundo que no os ha dado lo que queriais,
porque ni lo buscásteis,
ni lo encontrásteis,
ni os pertenecía.

Nunca conoceréis el amar por amar.

Siempre víctimas del reloj y de la prisa.

Sois la lección que no dais,
la incomprensión y el delito,
la barriguda astucia del compromiso.

Siempre observando y siempre ciegos.

Dejadlos hoy que os hablen,
que digan por qué se quieren volver a tropezar.

Si amar es fruto maduro por el tiempo,
¿por que yo aún la sigo queriendo?

Que os expliquen ellos ese momento,
en el que las miradas se cruzan,
y duele algo ahí dentro.
Pero que no es dolor ni sufrimiento.
Que es algo que no entenderéis como yo entiendo.

No tengáis miedo a romper las cadenas que os atan,
ni a arrastrar ruidoso vuestro grillete.

Y que no os importe lo que diga la gente,
que callarán los que clamen justicia,
y criticarán los no valientes,
porque no saben de que va todo esto.

Ni vergüenza tengáis al robar un beso,
ni ladrones seais de mentira,
que no os juzgarán por robar,
sino por besar cuando no lo sentíais.

Si el amor es el estandarte,
que amar sea la reverencia.

Javier Sánchez Lobato
29-09-2014

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