Trajes y gabardinas

Entiendo que hay razones sin explicaciones
decisiones expectantes de rectificaciones.

Mantente ahí, a dos metros
de la prisión de mi cuerpo,
de las cadenas de mis brazos,
de los grilletes de mi corazón.

Mantente firme,
con provocación de reverencia
de bailes de cortes
de príncipes y de princesas.

No basta con cerrar los ojos
para no verte,
ya hace tiempo me traicionaron
mis frágiles sentidos.
Y no por desobedecerme
dejaron de sentirte,
simplemente dejaron de seguirme.

Lideras una batalla
que ya ganaste antes de besarme,
antes incluso de haberme conocido,
aún antes de haberme cruzado contigo.

No creo en el destino,
menos aún teniéndote sin tenerte,
imposible por no tener el deseo concedido.

Mantenerse vivo.
Es la premisa de quien tiene su vida,
y la pierde.

Todos conocen tu juego de luces y sombras,
yo no lo entiendo,
ni lo critico,
simplemente lo juego.

¿Donde se esconden las respuestas del azar?

Mantente en tu sitio,
a la distancia donde no alcanza el compromiso.

Tirar los dados del azar cada noche,
no vivir sin sentirte,
no morir sin tenerte.

Repito en mis sueños aquel beso,
aquellas frases de amor que me dictaste,
aquellos susurros que me regalaste,
aquellos ojos que me clavaste.
Y no tengo miedo a esas heridas
que me duelen al despertar,
que no cicatrizan porque no estás,
y que me matarán cuando te vayas,
y sepan que no volverás.

Olvidar recomiendan aquellas voces consejeras,
de esclavos de sueños vacíos,
de picos y palas de excavaciones
de costumbres de ancestros.

Tantas veces he pagado el precio
de pedir que vuelvas,
a gritos moroso del respeto del silencio.
Tantas veces que algún día caeré preso
de traje y gabardina,
y entre paréntesis
consejero de olvido y de sueños vacíos.

No lo permitas por favor,
no dejes que callen lo que siento.

Ojos atentos esperan mi salto al vacío,
no dejaré de gritar tu nombre,
cuando a solas me encuentre,
gritar como lo gritaré en numerosa compañía.
Ahora márchate, no te seguiré,
me quedaré aquí,
encadenado a los sueños que me hacen rey,
y a ti reina de la noche,
a dos metros de cadenas y de grilletes.

Por si vuelves,
por si decides regresar.

Javier Sánchez Lobato

01-11-2007

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